Se trata de un recubrimiento con claros beneficios respecto de la pintura líquida ya que al no contener solventes evita aplicar varias manos para lograr espesores deseados, que van desde 30 a 300 micrones de película no porosa. Posee probada resistencia a los agentes químicos, al impacto y a la corrosión, asegurando la durabilidad de la pieza tratada. Su aplicación es por soplete electrostático, lo que permite que la pintura penetre en los lugares más difíciles y no visibles, evitando la corrosión de partes ocultas.